Actualmente muchas personas en su día a día sienten dolor. Un dolor que les impide realizar actividades cotidianas como jugar con sus hijos, ir la compra, subir escaleras… te sientes identificado?
Muchos profesionales recomendamos la realización de ejercicio físico, cuando hablamos de prevención o tratamiento del dolor. Cuando una persona se mueve a cierta intensidad de una manera regular, las probabilidades de que sufra dolor diminuyen y en caso de sufrir dolor, su recuperación se optimiza.
Tras una sesión de entrenamiento se favorece un aumento temporal del umbral de dolor, lo que se conoce como hipoalgesia inducida por ejercicio donde se experimenta una reducción de dolor.
Una persona sin dolor si se somete a un esfuerzo físico puntual, su umbral de dolor aumenta. Sin embargo, en personas con dolor persistente esto no siempre ocurre, hay en casos que puede darse el efecto contrario. Las investigaciones realizadas sobre los efectos hipoalgésicos del ejercicio en personas con dolor persistente han dado resultados muy variables. Hay muchas modalidades de ejercicios tradicionales que ayudan en los procesos de recuperación y sumados a ejercicios realizados con restricción de flujo sanguíneo, observación de movimientos y la imaginería motora pueden ser estrategias válidas para conseguir un efecto hipoalgésico en personas con dolor persistente.
También, cabe destacar, que si la persona cree que el ejercicio puede ayudarle a reducir el dolor, el ejercicio provocará un mayor aumento del umbral del dolor, y por consiguiente percibirá menos dolor. Es importante que nuestros clientes con dolor conozcan qué es la hipoalgesia inducida por ejercicio, el tipo de ejercicio que lo provoca, cuánto dura y los posibles mecanismos que lo provocan.
Contamos con un equipo de profesionales que te ayudarán a que tu calidad de vida mejore.
Di adiós al dolor!